San Francisco y el don de la fraternidad

 



 
 



La fraternidad en sus inicios

En el testamento que Francisco dejó a sus hermanos, quedó plasmado su proceso de
vida. En primer lugar Francisco expresa que Dios le concedió hacer penitencia, es decir,
tener un proceso de conversión, manifestado en los leprosos y en al actitud hacia ellos,
actitud de misericordia. Es en este documento de Francisco, que es considerado uno de
los escritos más valiosos (1993), donde se encuentra la frase: Y después que el Señor
me dio hermanos, nadie me mostraba qué debía hacer, sino que el Altísimo mismo me
reveló que debía vivir el según la forma del santo Evangelio (p. 122). Esta parte del
testamento de Francisco nos sumerge al origen de la fraternidad, el principio de la
visión fraterna en Francisco. La conversión parte en Francisco del descubrir a Dios
como el Padre, es fruto de la iniciativa de Dios, que se alcanza con el encuentro con el
otro, no como enemigo, sino al descubrirlo como prójimo, y es por ello que los primeros
frailes son formados en un leprosario. En su primera Regla (1993), exhorta que los
hermanos deben gozarse al estar, y convivir con gente de baja condición (p. 98).

Según Raoul Manselli (1997), cuando narra la llegada de los primeros frailes, expresa
que no fue Francisco el que llamó a personas para formar un grupo, más bien, los
primeros que siguieron a Francisco fueron motivados por la fuerza eficaz de persuasión,
con la que el santo empezó a hablar en público. El primero que lo siguió fue un hombre
rico y poderoso de Asís: Bernardo de Quintavale y luego otro personaje conocido como
Pedro Cattani que era sacerdote, con ellos tuvo comienzo la fraternitas en torno a
Francisco (p.82). El movimiento franciscano va creciendo, en número y en calidad. Uno
de sus biógrafos lo atestigua diciendo (1993), que Francisco se gozó de sobremanera
con la llegada y conversión de hombres tan calificados, ya que esto le mostraba que el
Señor tenía cuidado de él, pues le daba un compañero necesario y un amigo fiel (p.
156).

Manselli (1997), relata que Francisco utiliza en sus escritos, para designar al
movimiento reunido en torno a él, tres nombres: orden, fraternidad y religión, pero en su testamento el único término que aparece es el de fraternitas, esto lleva a decir, que
es lo que el concibe como más importante para el movimiento franciscano (p. 119).

La situación canónica de Francisco, dice Manselli (1993), constituye junto a sus
hermanos una fraternidad libre, de laicos y clérigos, que los lleva a ser para la iglesia
hombres de penitencia, que los conduce a colocarse en la marginalidad, al margen de
la sociedad. Esta actitud, tomada por este movimiento, los lleva a unir su suerte a la de
los rechazados, que ese tiempo eran los leprosos, los miserables, de los indigentes (p.
119).

La Fraternidad para Francisco

Para Francisco de Asís, la fraternidad tiene un elemento importante, y ese es el de la
acogida. La invitación de Francisco es el de acoger. El ser fraterno para el santo implica
el acoger benignamente a toda humana criatura, sin contexto, como lo plasma en su
Primera Regla (1993), sea amigo o adversario, ladrón o bandido (p. 97).

La fraternidad es en sí, para Francisco (1993), el hermano perfecto. Desde la visión del
santo, la fraternidad perfecta es aquella que reúne en sí los dones de cada hermano,
puestos al servicio (p. 761). Cada hermano es distinto, es diverso y posee una riqueza
en él, y es ahí donde se puede contemplar que la fraternidad la conforman, para
Francisco, el conjunto de cada hermano con su diversidad, que puesta al servicio es
una riqueza.

Los hermanos

Francisco de Asís (1993), deja muy claro en su testamento que ante todo, los
hermanos son un don (p. 122). La palabra don remite a decir que es un regalo. Pero
¿Qué es un regalo? Un regalo lleva a considerar en primer momento algo que es dado,
no necesariamente pedido por el que lo recibe, y normalmente lo que se da no es  pedido al gusto del que lo recibe. Esto conduce a decir que los hermanos para Francisco le son dados, no los ha elegido él a su gusto; a la vez son un misterio, ya que no son moldeados a su forma, sino que cada uno es distinto, y ahí encuentra la riqueza, en lo diverso de cada hermano.

Hermanos menores

Un aspecto peculiar de la forma de vida franciscana es que son llamados hermanos
menores. La minoridad para Francisco es el elemento fundamental para la relación
entre los hermanos. Para la Orden Franciscana (2006), se tiene una forma concreta
que cualifica la relación fraterna y esa es la minoridad. El término menor es un término
de relación: se es menor en relación a otro. Es en sí la minoridad en primera instancia
una apuesta personalmente asumida y esto conlleva a no interrumpir la epifanía del otro
(p. 22).

Trato entre los hermanos

Francisco pone atención a la relación en la fraternidad, y es por ello que expone cómo
deben de tratarse entre ellos. Una de las propuestas que Francisco pone de manifiesto, es el de no litigar. No discutir con nadie. Por ser menores, los hermanos deben ir por el mundo, dice el santo en su segunda Regla (1993), no litigando, ni contendiendo de palabra con nadie, y hace un
llamado a no juzgar a nadie. Sobre esto, les pide ir con una actitud apacible, pacífica,
de mansedumbre y humildad, hablando a todos decorosamente (p. 112).

Otra de las propuestas que el santo da, es que los hermanos deben ser sujetos y
sumisos. Es por ello que en su Segunda Regla (1993), pide que halla un trato de
familiaridad, y que todos se comporten como siervos con sus amos, que sean siervos
de todos sus hermanos (p. 115). Es por ello que la fraternidad es una expresión teologal, en la cual la presencia y acción de Dios se vuelven transparentes, en la
cualidad de las relaciones recíprocas, en la apertura a los demás y en el permanecer
sumisos y sujetos a todos.

Coloca también la figura materna como una forma de relación entre los hermanos. En la
Regla bulada (1993), deja clara la invitación de amar y nutrir a los hermanos como una
madre ama y nutre a sus hijos. Maraca una forma de relación. Esto conlleva a que cada
hermano manifieste confiadamente su propia necesidad, y a que se vean con
familiaridad (p. 98). Según Tomás de Celano (1993), Francisco expresa que desea que
los hermanos se muestren hijos de una misma madre (p. 333).

Deja claro que hay una forma de servir y atender al hermano, Francisco (1993), pide
que cada hermano sirva a su hermano como querría ser servido. Como cada uno
quisiera que lo sirvieran, así debe servir al otro (p. 99). El servir al hermano es desde la
minoridad, desde la desapropiación, considerando que el otro tiene un lugar
privilegiado, ya que es un don de Dios.

Fraternidad con todas las personas

En Francisco, la fraternidad no se limita a un grupo determinado de personas. Es aquí
donde entra en escena el tema de la fraternidad universal, ya que no es sólo entre los
hermanos de la orden, sino con toda humana criatura.

La Orden Franciscana (2006), coloca en un lugar central la fraternidad con todos los hombres y mujeres. Pone de manifiesto que para que se dé la fraternidad entre todos los seres humanos, es
condición necesaria el diálogo. El hermano menor es con todos los hombres, sin exclusión, no promoviendo discusión, sino sometiéndose a todos (p. 23).

Fraternidad con toda la creación

El tema de la fraternidad universal no es sólo con la humanidad, sino con toda la
creación. Se es hermano menor con todas las criaturas. Es por ello que Francisco en su
cántico de las criaturas (1993), llama a toda la creación como hermana: hermano sol,
hermana luna, la hermana madre tierra… e incluso llega a llamar hermana hasta la
muerte (p. 49). En Francisco encontramos una armonización con todo el cosmo, donde
todos son hermanos, hijos de un mismo Padre.

BIBLIOGRAFÍA

Biblioteca de Autores Cristianos BAC, (1993), San Francisco de Asís, Escritos,
Biografías y documentos de la Época, Madrid.

Manselli Raoul, (1997), Vida de San Francisco de Asís, Madrid, Editorial
Franciscana Aranzazu.

Orden de Frailes Menores, (2006), El Señor nos habla en el camino, Documento
del Capítulo General Extraordinario, Roma.