Tienes derecho a no querer creer

Un día le pregunté a un acólito adolescente que si creía que Jesús estaba realmente en la Eucaristía. Él, sinceramente me respondió que no creía. Ante esa respuesta dije: "Bueno...tienes derecho a no querer creer"

Él lo quiso y así es, para Él no hay nada imposible. Confiando en su Palabra  que es siempre nueva, que anima y nos hace vivir en la Esperanza, celebramos su presencia perenne y amorosa en un Pedazo de Pan. Corpus Christi, es la celebración del cumplimiento de la voluntad de Jesús: "Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo" (cf. Mt 28,20b), "Esto es mi Cuerpo...Esta es mi Sangre...Hagan esto en memoria mía" (cf. Lc 22, 19-20). Nos alegramos de manifestar nuestra fe en el Dios que vive y camina con su pueblo. Nuestro Dios y Salvador que está presente en la Eucaristía. 

Jesús Pan de vida. Sólo en Jesús tenemos vida, y vida en abundancia. El alimento es para los seres vivos una necesidad primordial, si no nos alimentamos adecuadamente morimos. Nuestro hermano Jesús quiso quedarse como alimento espiritual. Todos los días Jesús se comparte y nos alimenta en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía; se nos da como alimento de vida, que fortalece y vivifica nuestro cuerpo y nuestra vida con Dios, que nos lleva a compartir nuestra vida como ofrenda viva y agradable a Dios , viviendo en amor y unidad con nuestro prójimo; es el "Fármaco de Inmortalidad" (san Ignacio de Antioquía).

Jesús presencia Liberadora. En la Eucaristía Jesús nos sigue liberando de todo aquello que nos impide estar en comunión con Él y con los hermanos. Nos libera del egoísmo, porque Él se ha dado todo y se sigue dando a todos; nos libera de la soberbia, porque Él se ha quedado humildemente en un pedazo de Pan; nos libera de todo aquello que produce muerte, ya que Él se ha quedado como presencia que da la vida. 

Jesús Fuente de Amor. Por amor se ha quedado con nosotros. Experimentamos ese amor que produce amor. La Eucaristía nos lanza al Amor, entregar nuestra vida al servicio de nuestros hermanos, una entrega desinteresada, sin medida. Amor que sana, que transforma, libera.

Es el Misterio de fe, que se manifiesta silenciosamente, pero que si dejamos que actúe nos conforta, nos alimenta y nos renueva. 

En verdad tenemos derecho a no querer creer en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, pero esto no determina nada. Para Dios no hay nada imposible, y si Él quiso quedarse en la Eucaristía, creamos o no creamos Él sigue estando allí, presente, vivo, lleno de amor, esperándonos para alimentarnos, para liberarnos, para darnos vida en abundancia y enviarnos construir un mundo nuevo donde reine la justicia el amor y la paz.
Boris Rivera